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miércoles, 15 de octubre de 2014

LAS BRUJAS...

El concepto que tenemos hoy en día de las brujas es muy distinto del que podían tener nuestros antepasados en la Edad Media.
Las brujas de nuestros días aparecen en los canales de televisión entrada la noche para leer el futuro en las cartas a trasnochadores preocupados, aparecen en las revistas del corazón o acuden a tertulias en las que aseguran poseer poderes sobrenaturales.
Pero hay otro tipo de bruja, aquella cuya imagen tiene en la cabeza un niño cuyos padres le instan a dormirse, oscura, fúnebre, sin pintalabios ni focos, y que posiblemente sea más cercana a las brujas medievales que a las mediáticas del siglo XX…
La Europa dominada por el cristianismo de hace mil años observaba con pánico la llegada del año 1000.
Posiblemente por que se trataba de una fecha muy simbólica, los europeos estaban convencidos de que algo extraordinario ocurriría tal día.
En torno a este movimiento supersticioso se desarrolló toda una teoría: el Milenarismo. Este contaba con tres pilares fundamentales y entrelazados, a saber:
El Maniqueísmo que identificaba clara y nítidamente a los buenos y a los malos, sin término medio. Serían precisamente los buenos quienes se salvarían en el Apocalipsis, segundo pilar, que supondría un cambio radical del mundo en el que la maldad desaparecería de la Tierra, entrando pues en la tercera columna del Milenarismo, el Retorno a la Edad Dorada, al paraíso perdido.
No era de extrañar, pues, que en esta época se viviese una constante persecución contra los malos, con el doble objetivo de señalar a las víctimas del Apocalipsis y presentarse a uno mismo como garante de la bondad.
Pero, ¿quiénes eran las brujas?
Las brujas eran mujeres emancipadas, solteras generalmente, que vivían de la elaboración de remedios caseros. Hoy podrían compararse, salvando las distancias, con farmacéuticas, curanderas o incluso químicas.
Eran mujeres de ciencia, que ponían en práctica conocimientos heredados sobre plantas medicinales o ungüentos caseros. Ciertamente, eran mujeres de mucha reputación en las comunidades locales a las que se acudía asiduamente cuando la medicina oficial era incapaz de encontrar soluciones y que utilizaban las escobas únicamente para limpiar sus casas. También fueron condenadas y ejecutadas mujeres que, como Anna Goeldi, no tenían ninguna relación con la ciencia o la medicina. 
Hemos de tener en cuenta que hablamos de una época en la que el adulterio era delito, así, se sospecha que muchas mujeres fueron acusadas de brujería por hombres casados que temían su confesión.
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